Cuentos Creado en Valores: El mejor Regalo
Autora:
Issaury Rusmery Caraballo Féliz
Curso:
1ero. (7mo.) A
El Mejor Regalo
Había
una vez, en un bosque muy lejano, en un tiempo de mucha hambre y sequía para
las tortugas.
Una
tortuga muy pobre caminaba triste y más lento de lo normal, cuando se le
apareció un hechicero que le entrego una bolsa con muchas frutas. – esas frutas
son muy especiales, da las frutas a los animales y quédate con la ultima – dijo
el hechicero.
La
tortuga tenía mucha hambre, pero decidió no comerse la fruta, para así darle
las frutas a los animales. Al llegar a su hogar, encontró una conejita muy
viejita y muy pobre, con mucha hambre, que casi no podía moverse – por favor
tortuguita dame una fruta, le dijo.
La
tortuga le dio una fruta sin nada más que decir. En ese acto de bondad recordó
a sus padres que siempre le decían estas palabras: Siempre recuerda las cosas
buenas que tu hace, Dios te las va a multiplicar.
En
el momento de ese grandioso acto, la fruta brillo con mil colores. Mostrando su
maravillosa magia. La tortuga muy feliz y contenta a la vez decidió seguir su
camino, pensando en que la conejita estaba muy feliz con la bondad de ella.
En
el camino de llegada a su casa, le paso lo mismo con un perro ciego y no le
negó frutas, se la obsequio con mucha amabilidad. Al llegar a casa abrió la
bolsa y vio que solo le quedaban tres frutas.
Ella
estaba muy hambrienta y no podía resistir comerse una fruta, pero ella sabía
que era fuerte y, que iba poder resistir una semana más, si es posible.
Al
día siguiente apareció un caballo, grande y fuerte que se le había robado las
frutas, la tortuga se sentía muy triste y decidió perseguir al caballo, ella
era muy lenta, pero cuando empezó a perseguirlo, de repente apareció el
hechicero que le dijo: - has sido muy buena y bondadosa, al regalar tus frutas
a los animales hambrientos, por eso te voy a dar un poder para que puedas
alcanzar al caballo, pero, ¡cuidado! Si haces algo incorrecto se te va a acabar
el poder. El poder que te regalé es de
correr a una gran velocidad y si haces más cosas buenas, vas a correr aun más
rápido, pero si haces cosas malas vas a correr más lentos.
La
tortuga empezó a correr y se dio cuenta de que lo había dicho el hechicero se
había cumplido y estaba corriendo a una gran velocidad.
En
el camino se le apareció una abejita que la estabas llamando, la tortuga la
ignoro y siguió de largo, pero en lo que ella no se daba cuenta, estaba
perdiendo velocidad.
No
le hizo caso a eso y siguió su camino normal, solo después estaba muy cansada y
decidió recostarse un poco, al despertar cuando iba a empezar de nuevo a correr,
una Cabra la llamo y otra vez ignoro a esta cabra, como había ignorado a la
abejita. De repente pasó algo, y era que la tortuga estaba otra vez muy lenta
como siempre, paro un momento, y comenzó a lamentarse - ¿Por qué no fui cuando
me llamaron?, ahora nunca recuperare las frutas – se dijo a sí misma.
Luego
apareció el hechicero, que le dijo:
-
Te felicito, has demostrado que eres muy
leal y muy bondadosa y a pesar de no haberte detenido cuando tus compañeros te
llamaban, te arrepentiste y pediste y pediste perdón, por eso te devuelvo el
poder.
Luego
de pasar horas y horas, de tanto buscar al caballo, el caballo decidió parar y
lo alcanzo. La tortuga le pregunto:
-
¿Por qué te llevaste las frutas?
-
– Porque tenía mucha hambre – dijo el
caballo
-
Solo tenía que pedírmelas – dijo la Tortuga
-
Dame una fruta por favor, - dijo el
caballo
-
Está bien – dijo la Tortuga - y le dio una fruta, solo le quedaban dos y de
tanto correr, estaba muy cansada y hambrienta, pero decidió no comerse una
fruta y volver a casa a dormir.
Al
otro día, de sol radiante, despertó la tortuga y salió a dar un paseo en el
bosque; en medio del bosque, se detuvo a descansar un poco. Al despertar la
bolsa de las frutas no estaba, la Tortuga desesperada, salió a buscar ayuda y
les pregunto a unos conejos, si habían visto a alguien con una bolsa en la
boca, los Conejos le dijeron, que si, y que habían visto una Cebra que se
dirigía por la derecha, donde está el arroyo.
Al
dirigirse al arroyo, vio a un Mono bebiendo agua allí y le pregunto:
- ¿has visto a la Cebra con una bolsa?
–
El Mono le contesto: - si, la he visto, se fue del otro lado del arroyo
-
Está bien, muchas gracias – le contesto la
tortuga
La
Tortuga se fue del otro lado del arroyo y encontró a la Cebra, la Tortuga le
pregunto:
-
¿Por qué te robaste mis frutas?
-
- porque tengo una hija en casa que está
muy enferma y no tengo nada que darle- le dijo la Cebra
-
¿y crees que la única forma de conseguir
comida, es robando? – dijo la Tortuga
-
- creo que no, pero por favor ¿podrías
darme una fruta? – dijo la Cebra
-
Pues, si – dijo la Tortuga
-
Muchas gracias y hasta luego – dijo la
Cebra
Solo
le quedaba una fruta, -pero no voy a comerla como dijo el Hechicero, voy a
dejarla en la bolsa por si hay alguien que la necesite más que yo -dijo la
tortuga
Luego
de un tiempo la, la fruta comenzaba a podrirse y la tortuga se preguntaba -
¿Por qué no hay nadie que necesite esta fruta, si hace pocos días casi todos la
necesitaban?-
La
Tortuga salió al bosque a buscar, al llegar al boque no podía creer lo que
estaba viendo, y era que el bosque estaba lleno de abundancia, comida por todos
lados y todos tenían cosas grandes y trabajos buenos.
La
Tortuga se sentía muy feliz y decidió comerse la última fruta que quedaba en la
bolsa; al comerse la última fruta, apareció el hechicero que le dijo:
-
muchas, pero muchas felicidades, has
demostrado que eres capaz de este maravilloso premio que te voy a dar
-
pero ¿Cuál premio? – dijo la Tortuga
-
el premio que te voy a dar es muy
especial, pero, tienes que tratarlo muy bien, esto que te voy a dar es
irremplazable; yo te voy a dar mi amigo, una familia y un trabajo en la
escuela, bastante comida y una casa, ¿estás conforme?
-
Pues, claro que estoy conforme, estoy muy
feliz, gracias, desde mañana comenzare a dar clases y a cuidar a mi familia.
Al
otro día la Tortuga iba muy contenta y muy feliz a dar clases; al llegar a la
escuela entro al aula, le dijo a los estudiantes:
-
¡Buenos días estudiantes!, ¿Cómo están
hoy? – dijo la Tortuga
Y
los niños le contestaron:
-
¡Muy bien profesora!
Al
pasar el día la Tortuga se dirigió a su casa, y en el camino se encontró con
una ardillita que le dijo que le dijo: - Hola soy Lulú, y quiero ir a la
escuela, ¿puedo ir?
-
Pues claro, son bienvenidos en la escuela
y puedes comenzar desde mañana, pero primero
habla con tus padres.
La
Tortuga no sabía que Lulú no se sabía el camino el camino para llegar a la
escuela. La Tortuga estaba en la escuela, lo que le parecía muy extraño, porque
no vio a Lulú en la escuela. Espero a que se terminara el día en la escuela
para ir a buscarla, porque no podía dejar a su clase sola.
Al
llegar al final del bosque, encontró una escuela, en esa escuela estaba su
vieja amiga llamada María y le pregunto:
-
¿has visto una Ardillita llamada Lulú?
-
Claro que la he visto, está en la primera
aula, por cierto, ¿de dónde viene ella?
-
Ella viene del medio del bosque y es nueva
en la escuela, no sabía donde quedaba la escuela y se perdió, por eso vine a
buscarla.
-
¡Aah!, está bien, ve a buscarla.
La
tortuga fue al aula y vio a Lulú ahí, y le dijo:
-
Lulú, si no sabias donde quedaba la
escuela, pregunta, porque si no preguntas te puedes perder, ¿Estás bien?
-
- Sí, - dijo Lulú
-
Ven, vamos a casa.
Al
llegar a casa, la Tortuga le dijo a Lulú: - Mañana ven a mi casa, para llevarte
a la escuela.-
-
Está bien – dijo la ardillita Lulú
Al
día siguiente, Lulú fue a casa de la Tortuga y juntas se fueron a la escuela; Lulú
no sabía a cual aula iba a entrar y la tortuga le dijo que entrara al aula de
ella, ósea, donde ella da clases. Al entrar al aula como siempre, la Tortuga les
dijo: - buen día -, todos se sentaron y
la ardilla Lulú se presento diciendo: - Hola soy Lulú, tengo 6 años de edad y
naci en el bosque, al igual que todos los animalitos y voy a estudiar aquí con
ustedes y voy a contar una historia que me sucedió ayer: “yo venía para la
escuela, pero no pude, porque no me sabia el camino a la escuela y me perdí, en
vez de venir a esta, me fui para la que está al final del bosque, al llegar a
la escuela me sentí muy bien, porque estaba estudiando y a la vez mal, porque
no estaba con mis amigos”, eso fue todo, gracias por prestarme atención.
La
Tortuga en el segundo día de clases estaba hablando de su amiga, como se
conocieron, su juego favorito y todo lo que se divertían juntas.
A
la Tortuga llegar a su casa, se recostó un poco porque estaba muy cansada, pero
al recostarse alguien estaba tocando la puerta de su casa, al abrir la puerta
vio a un grupo de estudiantes con cuadernos en las manos, y se pregunto en la
mente - ¿Qué hacen todos estudiantes aquí?, ¡ah! Ya me acorde, es que van a
recibir docencia aquí los que están flojos en la clase.
Les
pidió que se sentaran en la terraza que está en el patio trasero, la Tortuga
estaba muy cansada, porque había durado la tarde entera dando clases, pero eso
no le impidió a ella dar clases, porque eso era lo que ella amaba y no iba a
permitir que el cansancio le ganara, así que siguió dando docencia.
Al
amanecer como a las 6:00 A. M, la tortuga se despertó como siempre a prepararse
para ir a la escuela temprano, pero al llegar l tortuga cio que Lulú ya estaba allá
y que era una de las primera en haber llegado al salón de clases, después los
otros llegaron al aula y recibieron clases, al final del día, todos se fueron,
menos Lulú que se quedo en el aula muy triste y la tortuga le dijo: - ¿Qué
tienes?, ¿Por qué estas tan triste?. La Ardillita Lulú le contesto: - Estoy
triste porque quisiera tener una hermana y no la tengo, pero todos sí.
-
Pero Lulú para tu ser feliz, no tienes que
tener una hermana, tienes que ser feliz con tus padres y si no estás feliz con
ellos, explícales por qué.
-
Está bien, vámonos a casa. – dijo Lulú
-
Pues vámonos
Lulú
y la Tortuga llegaron a sus casas y la tortuga estaba dando docencia y Lulú
estaba en su casa explicando a sus padres, lo entendieron y decidieron animarla
con juguetes nuevos y con juegos divertidos; al final del día, todos estaban
muy cansados, incluso la Tortuga y se fueron a la cama.
Como
siempre la Tortuga se dirigió a la escuela, en el camino, apareció el hechicero
que le dijo – trata de hacer feliz a cada animal de la escuela y te daré un
regalo que jamás olvidaras y que tu
familia va a estar ahí contigo y que no se te olvide, escuchaste: - Sí – dijo
la tortuga- y el hechicero se retiro, - pero en fin -, dijo la tortuga – voy a
empezar a dar clases.
La
tortuga quiso hacer feliz a sus estudiantes y les dio dos horas libres para
hacerlos feliz, los estudiantes estaban muy contentos y en el momento de este
gran acto, la Tortuga les dijo a los estudiantes:
-
Recuerden, todos somos iguales, nadie es
mejor que nadie, solo Dios; así que pórtense bien mutuamente ¡escucharon!
-
Si Profesora – dijeron los estudiantes
Pero
la tortuga había notado que Lulú no se fue a jugar con sus compañeros y la
tortuga le pregunto:
-
¿Por qué te quedaste aquí y no te fuiste a
jugar con los compañeros?
-
Porque prefiero estudiar más que irme a
jugar.
Pero
la Tortuga le dijo:
-
Siempre hay tiempo para jugar y para
estudiar
La
Tortuga le dijo:
-
Siempre hay tiempo para jugar y para estudiar;
y este es un tiempo que le estoy regalando, anda ve a jugar a que eres
profesora y puedes enseñarles a ellos.
-
Está bien, gracias profesora, me has hecho
muy feliz – dijo Lulú
Todos
se fueron a su casa, incluso Lulú y la tortuga, pero al llegar a casa le
dijeron a las dos, vamos a dar un paseo y en el momento en que comenzaron a
caminar, se encontraron Lulú y la tortuga, los padres de Lulú y las hermanas de
la Tortuga; después dejaron a Lulú y a la Tortuga dar un paseo juntas y se
fueron los demás a su casa.
Al
llegar Lulú a su casa con la tortuga, la invito Lulú a su casa para conversar
un poco sobre la clase, cuando llegaron a casa, escucharon un ruido al abrir la
puerta todo dijeron: ¡Sorpresa!, no podían creer lo que habían visto, todos
estaban ahí, incluso la vieja amiga de la tortuga, María y Lulú vio una niña
que estaba en los brazos de sus padres y les pregunto: - ¿Quién es esta niña
tan linda?
-
Esa es tu nueva hermanita – dijeron los
padres de Lulú
-
¿Cuándo la tuvieron?
-
No la tuvimos, la adoptamos y se llamara
Lila
-
Es bellísima – dijo Lulú
Y
la Tortuga y Lulú decidieron agradecer a todos y a todas, incluso al hechicero
que estaba ahí también; la Tortuga le dijo: - ¿Esto era la gran sorpresa que me
tenías?
-
Pues Sí, ¿No estás conforme?
-
Pues claro que estoy conforme, me encanta,
muchas gracias, este es el mejor regalo que me pudiste haber dado.
¡Muchas
Gracias!
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